viernes, 23 de noviembre de 2007

ensayo del libro control de medios, control del hombre

Este libro primero empieza dando una introducción breve referente a los libros de comunicación bueno diferentes de varios temas,.contiene temas de comunicación relacionado o mas bien encarados con perspectivas políticas ,sociológicas económicas etc.
Los autores hacen referencia de manera exclusiva al campo micro social de la familia, pero sin transpolaciones mecánicas es importante comenzar a pensar en un "doble vínculo" a niveles macro sociales, que llevaría a la creación del ya citado estado esquizoide compartido a niveles masivos.
En este libro se presenta una visión original y muy poco estudiada acerca de uno de los papeles centrales y más importantes de los medios masivos de defunción: su aportación al proceso de constitución del sujeto psicosocial, o sea del modelo de Hombre Necesario que cada marco histórico requiere para el mantenimiento y reproducción de sus estructuras sociales.
Aportación cada vez mayor ante el incesante crecimiento y desarrollo de unos medios que hoy pueden ser considerados como las instancias ideológicas hegemónicas de nuestro tiempo.Con un enfoque transdisciplinario se estudia a los medios partiéndose de su realidad social, política y económica, para luego analizar - dese un marco teórico psicoanalítico con fuerte perspectiva social cómo se cumple lo indicado a través de la internalización de los flujos mediáticos en el psiquismo de los receptores.
E incluye tres nuevos textos: uno sobre algunos aportes psicoanalíticos para el estudio de los procesos de recepción, con base en el uso por los medios de las necesidades de placer y deseo de los sujetos y lo que se ofrece para su "satisfacción"; un segundo con una visión crítica de los estudios e investigaciones en comunicación en nuestros tiempos neoliberales y posmodernos; y un tercero buscando respuestas al interrogante acerca de si se tiende hacia una globalización subjetiva como consecuencia de la economía.
El papel de los medios de comunicación en la política contemporánea nos obliga a preguntar por el tipo de mundo y de sociedad en los que queremos vivir, y qué modelo de democracia queremos para esta sociedad. Permítaseme empezar contraponiendo dos conceptos distintos de democracia. Uno es el que nos lleva a afirmar que en una sociedad democrática, por un lado, la gente tiene a su alcance los recursos para participar de manera significativa en la gestión de sus asuntos particulares, y, por otro, los medios de información son libres e imparciales. Si se busca la palabra democracia en el diccionario se encuentra una definición bastante parecida a lo que acabo de formular.
Una idea alternativa de democracia es la de que no debe permitirse que la gente se haga cargo de sus propios asuntos, a la vez que los medios de información deben estar fuerte y rígidamente controlados. Quizás esto suene como una concepción anticuada de democracia, pero es importante entender que, en todo caso, es la idea predominante. De hecho lo ha sido durante mucho tiempo, no sólo en la práctica sino incluso en el plano teórico. No olvidemos además que tenemos una larga historia, que se remonta a las revoluciones democráticas modernas de la Inglaterra del siglo XVII, que en su mayor parte expresa este punto de vista. En cualquier caso voy a ceñirme simplemente al período moderno y acerca de la forma en que se desarrolla la noción de democracia, y sobre el modo y el porqué el problema de los medios de comunicación y la desinformación se ubican en este contexto
En este libro se presenta una visión estudiada acerca de uno de los papeles centrales y más importantes de los medios masivos de defunción: su aportación al proceso de constitución del sujeto psicosocial, o sea del modelo de Hombre Necesario que cada marco histórico requiere para el mantenimiento y reproducción de sus estructuras sociales. Aportación cada vez mayor ante el incesante crecimiento y desarrollo de unos medios que hoy pueden ser considerados como las intancias ideológicas hegemónicas de nuestro tiempo.Con un enfoque transdisciplinario se estudia a los medios partiéndose de su realidad social, política y económica, para luego analizar - dese un marco teórico psicoanalítico con fuerte perspectiva social cómo se cumple lo indicado a través de la internalización de los flujos mediáticos en el psiquismo de los receptores.Enfoque transdisciplinario se estudia a los medios partiéndose de su realidad social, política y económica, para luego analizar -desde un marco teórico psicoanalítico con fuerte perspectiva social- cómo se cumple lo indicado a través de la internalización de los flujos mediáticos en el psiquismo de los receptores.
El contenido del libro es el siguiente:
I) Medios masivos de difusión y formación psicosocial:1) Objetivos y encuadre;2) Los medios también son "escuela";3) Formando al "hombre necesario";



II) Medios y estructura psíquica:4) El aparato psíquico y sus determinantes formativos;5) Yo: el control del jinete;6) La manifestación del sentido de realidad;7) Identificaciones: imitaciones y alienación;8) Superyo: el policía internalizado;9) Los medios como productores de "locura";10) La otra parte del problema: las necesidades de los receptores; A modo de conclusión momentánea.


El título de este capítulo seguramente sorprenderá, ya que establece una vinculación poco o nada abordada entre "locura", por un lado, estudiada por la salud mental, y medios, tema de los ahora llamados "comunicólogos" y de las ciencias sociales en general. Sin embargo, la relación existe tal como pretende demostrarse al punto que resulta imposible el análisis de la salud mental de una población sin comprender la incidencia sobre ella de los medios, máxime si se los considera instrumentos ideológicos hegemónicos (o al menos de gran importancia) en la actualidad.Sin embargo, la ausencia del análisis de tal vinculación no es casual; responde tanto a las características ideológicas dominantes en las disciplinas indicadas, a las dificultades para el abordaje inter o transdisciplinario de los grandes problemas del presente, como a la carencia de enfoques sobre los medios como el realizado en este libro. Todo esto contribuye a que lo señalado en este capítulo no sea más que una especie de comienzo de la temática que indudablemente necesitará de mayores elaboraciones y precisiones.Los puntos de partida son dos aspectos trabajados anteriormente: por un lado, los criterios de "salud mental" y los factores ideológicos que actúan sobre ellos para utilizarlos como formas de control social (1), y por otro los capítulo anteriores de este mismo libro. Respecto a lo primero debe quedar claro que términos como "locura", "salud", "enfermedad", "normalidad", etcétera -siempre intencionalmente entrecomillados- no son utilizados en el clásico sentido adaptacionista y valorativo tradicional, sino bajo cuestionamientos críticos a sus usos teórico-prácticos dominantes. Incluyendo entre éstos el llamado criterio estadístico-adaptativo, según el cual sería "sana" toda persona que responda a las características que reúne la mayoría, es decir que la definición tiene un notorio carácter cuantitativo y adaptacionista, esto último considerando que si el "carácter social" de un pueblo es la forma como éste se adapta a sus necesidades, será considerada "normal" y "sana" aquella que no difiere de lo que todos hacen (2). Y, por el contrario, será "anormal" o "loco" aquel que escape de las normas consagradas. De cualquier manera este criterio es interesante ya que, de una manera explícita, reconoce la no existencia de una norma absoluta de "salud" mental, sino de distintas formas que responden a los cambiantes procesos históricos y sociales.Es por lo anterior que en una frase precedente se habló de la utilización de los criterios de "salud" mental como formas de control social, es decir, maneras de etiquetamiento desvalorizante de todo aquel, o aquello que no se adapta -en diferentes grados- a lo instituido, pero ahora ya no en nombre de tales valores, sino en nombre de la "ciencia" (psicología, psiquiatría, etcétera, y de sus profesionales, no casualmente denominados por Laing "policías de la mente" cuando, concientemente o no, asumen ese papel).Por tanto el término "locura" no será entendido aquí en el sentido psiquiátrico tradicional ni en el de ninguna psicopatología similar, sino como en el del estado colectivo de una población que podría diferenciarse de una "salud mental" entendida desde valores no adaptativos. Si bien definirlo resulta extremadamente complejo y tal vez no posible, una idea más clara al respecto surgirá a lo largo del capítulo.Las críticas a los medios han sido amplias y constantes en este sentido. Las visiones más o menos clásicas, al estilo de aquellos que Eco llamaría "apocalípticos" -en oposición a los que considera "integrados", es decir acríticos (3)- harían fuertes críticas a los medios señalando expresiones que de alguna manera se relacionarían con la producción de "locura" en el amplio sentido indicado. Hablarían de los efectos que en los hombres producen los programas violentos y sexistas, señalarían la manipulación y búsqueda de un consumismo desenfrenado, mostrarían el esquematismo y simplismo (o falsedad) en la observación y presentación de las problemáticas sociales y políticas, atacarían lo que entienden como adicción a la TV y otros medios, así como las consecuencias de esto en la incomunicación familiar, etcétera. Todo o mucho de ello puede ser cierto, pero, en todo caso, sólo son expresiones del problema -muchas veces muy al estilo de los que critican a los medios pero no al sistema que los usa- sin penetrar en las causas y en el por qué de lo que señalan.

1 comentario:

Lucio Avila dijo...

Trabajo revisado.

Lobogris.