viernes, 23 de noviembre de 2007

ensayo del libro control de medios, control del hombre

Este libro primero empieza dando una introducción breve referente a los libros de comunicación bueno diferentes de varios temas,.contiene temas de comunicación relacionado o mas bien encarados con perspectivas políticas ,sociológicas económicas etc.
Los autores hacen referencia de manera exclusiva al campo micro social de la familia, pero sin transpolaciones mecánicas es importante comenzar a pensar en un "doble vínculo" a niveles macro sociales, que llevaría a la creación del ya citado estado esquizoide compartido a niveles masivos.
En este libro se presenta una visión original y muy poco estudiada acerca de uno de los papeles centrales y más importantes de los medios masivos de defunción: su aportación al proceso de constitución del sujeto psicosocial, o sea del modelo de Hombre Necesario que cada marco histórico requiere para el mantenimiento y reproducción de sus estructuras sociales.
Aportación cada vez mayor ante el incesante crecimiento y desarrollo de unos medios que hoy pueden ser considerados como las instancias ideológicas hegemónicas de nuestro tiempo.Con un enfoque transdisciplinario se estudia a los medios partiéndose de su realidad social, política y económica, para luego analizar - dese un marco teórico psicoanalítico con fuerte perspectiva social cómo se cumple lo indicado a través de la internalización de los flujos mediáticos en el psiquismo de los receptores.
E incluye tres nuevos textos: uno sobre algunos aportes psicoanalíticos para el estudio de los procesos de recepción, con base en el uso por los medios de las necesidades de placer y deseo de los sujetos y lo que se ofrece para su "satisfacción"; un segundo con una visión crítica de los estudios e investigaciones en comunicación en nuestros tiempos neoliberales y posmodernos; y un tercero buscando respuestas al interrogante acerca de si se tiende hacia una globalización subjetiva como consecuencia de la economía.
El papel de los medios de comunicación en la política contemporánea nos obliga a preguntar por el tipo de mundo y de sociedad en los que queremos vivir, y qué modelo de democracia queremos para esta sociedad. Permítaseme empezar contraponiendo dos conceptos distintos de democracia. Uno es el que nos lleva a afirmar que en una sociedad democrática, por un lado, la gente tiene a su alcance los recursos para participar de manera significativa en la gestión de sus asuntos particulares, y, por otro, los medios de información son libres e imparciales. Si se busca la palabra democracia en el diccionario se encuentra una definición bastante parecida a lo que acabo de formular.
Una idea alternativa de democracia es la de que no debe permitirse que la gente se haga cargo de sus propios asuntos, a la vez que los medios de información deben estar fuerte y rígidamente controlados. Quizás esto suene como una concepción anticuada de democracia, pero es importante entender que, en todo caso, es la idea predominante. De hecho lo ha sido durante mucho tiempo, no sólo en la práctica sino incluso en el plano teórico. No olvidemos además que tenemos una larga historia, que se remonta a las revoluciones democráticas modernas de la Inglaterra del siglo XVII, que en su mayor parte expresa este punto de vista. En cualquier caso voy a ceñirme simplemente al período moderno y acerca de la forma en que se desarrolla la noción de democracia, y sobre el modo y el porqué el problema de los medios de comunicación y la desinformación se ubican en este contexto
En este libro se presenta una visión estudiada acerca de uno de los papeles centrales y más importantes de los medios masivos de defunción: su aportación al proceso de constitución del sujeto psicosocial, o sea del modelo de Hombre Necesario que cada marco histórico requiere para el mantenimiento y reproducción de sus estructuras sociales. Aportación cada vez mayor ante el incesante crecimiento y desarrollo de unos medios que hoy pueden ser considerados como las intancias ideológicas hegemónicas de nuestro tiempo.Con un enfoque transdisciplinario se estudia a los medios partiéndose de su realidad social, política y económica, para luego analizar - dese un marco teórico psicoanalítico con fuerte perspectiva social cómo se cumple lo indicado a través de la internalización de los flujos mediáticos en el psiquismo de los receptores.Enfoque transdisciplinario se estudia a los medios partiéndose de su realidad social, política y económica, para luego analizar -desde un marco teórico psicoanalítico con fuerte perspectiva social- cómo se cumple lo indicado a través de la internalización de los flujos mediáticos en el psiquismo de los receptores.
El contenido del libro es el siguiente:
I) Medios masivos de difusión y formación psicosocial:1) Objetivos y encuadre;2) Los medios también son "escuela";3) Formando al "hombre necesario";



II) Medios y estructura psíquica:4) El aparato psíquico y sus determinantes formativos;5) Yo: el control del jinete;6) La manifestación del sentido de realidad;7) Identificaciones: imitaciones y alienación;8) Superyo: el policía internalizado;9) Los medios como productores de "locura";10) La otra parte del problema: las necesidades de los receptores; A modo de conclusión momentánea.


El título de este capítulo seguramente sorprenderá, ya que establece una vinculación poco o nada abordada entre "locura", por un lado, estudiada por la salud mental, y medios, tema de los ahora llamados "comunicólogos" y de las ciencias sociales en general. Sin embargo, la relación existe tal como pretende demostrarse al punto que resulta imposible el análisis de la salud mental de una población sin comprender la incidencia sobre ella de los medios, máxime si se los considera instrumentos ideológicos hegemónicos (o al menos de gran importancia) en la actualidad.Sin embargo, la ausencia del análisis de tal vinculación no es casual; responde tanto a las características ideológicas dominantes en las disciplinas indicadas, a las dificultades para el abordaje inter o transdisciplinario de los grandes problemas del presente, como a la carencia de enfoques sobre los medios como el realizado en este libro. Todo esto contribuye a que lo señalado en este capítulo no sea más que una especie de comienzo de la temática que indudablemente necesitará de mayores elaboraciones y precisiones.Los puntos de partida son dos aspectos trabajados anteriormente: por un lado, los criterios de "salud mental" y los factores ideológicos que actúan sobre ellos para utilizarlos como formas de control social (1), y por otro los capítulo anteriores de este mismo libro. Respecto a lo primero debe quedar claro que términos como "locura", "salud", "enfermedad", "normalidad", etcétera -siempre intencionalmente entrecomillados- no son utilizados en el clásico sentido adaptacionista y valorativo tradicional, sino bajo cuestionamientos críticos a sus usos teórico-prácticos dominantes. Incluyendo entre éstos el llamado criterio estadístico-adaptativo, según el cual sería "sana" toda persona que responda a las características que reúne la mayoría, es decir que la definición tiene un notorio carácter cuantitativo y adaptacionista, esto último considerando que si el "carácter social" de un pueblo es la forma como éste se adapta a sus necesidades, será considerada "normal" y "sana" aquella que no difiere de lo que todos hacen (2). Y, por el contrario, será "anormal" o "loco" aquel que escape de las normas consagradas. De cualquier manera este criterio es interesante ya que, de una manera explícita, reconoce la no existencia de una norma absoluta de "salud" mental, sino de distintas formas que responden a los cambiantes procesos históricos y sociales.Es por lo anterior que en una frase precedente se habló de la utilización de los criterios de "salud" mental como formas de control social, es decir, maneras de etiquetamiento desvalorizante de todo aquel, o aquello que no se adapta -en diferentes grados- a lo instituido, pero ahora ya no en nombre de tales valores, sino en nombre de la "ciencia" (psicología, psiquiatría, etcétera, y de sus profesionales, no casualmente denominados por Laing "policías de la mente" cuando, concientemente o no, asumen ese papel).Por tanto el término "locura" no será entendido aquí en el sentido psiquiátrico tradicional ni en el de ninguna psicopatología similar, sino como en el del estado colectivo de una población que podría diferenciarse de una "salud mental" entendida desde valores no adaptativos. Si bien definirlo resulta extremadamente complejo y tal vez no posible, una idea más clara al respecto surgirá a lo largo del capítulo.Las críticas a los medios han sido amplias y constantes en este sentido. Las visiones más o menos clásicas, al estilo de aquellos que Eco llamaría "apocalípticos" -en oposición a los que considera "integrados", es decir acríticos (3)- harían fuertes críticas a los medios señalando expresiones que de alguna manera se relacionarían con la producción de "locura" en el amplio sentido indicado. Hablarían de los efectos que en los hombres producen los programas violentos y sexistas, señalarían la manipulación y búsqueda de un consumismo desenfrenado, mostrarían el esquematismo y simplismo (o falsedad) en la observación y presentación de las problemáticas sociales y políticas, atacarían lo que entienden como adicción a la TV y otros medios, así como las consecuencias de esto en la incomunicación familiar, etcétera. Todo o mucho de ello puede ser cierto, pero, en todo caso, sólo son expresiones del problema -muchas veces muy al estilo de los que critican a los medios pero no al sistema que los usa- sin penetrar en las causas y en el por qué de lo que señalan.

sábado, 17 de noviembre de 2007

ensayo de libro critica de informacion de masa por adrian mtz barreto

Adrian Martinez Barreto 7RP.

Ensayo del libro:
Critica de la Informacion de Masas.

Este libro contiene diferentes autores donde cada uno de ellos colaboran para realizar este libro,aportan teorias mas representativas en la comunicacion,en este libro tiene un tipo de ensenansa a mi criterio para nivel media superior,en las teorias que presenta, se puden ver de manera analitica, aparte su entendimiento y comprencion es muy facil dependiendo del matiz con que se mire.
En este libro tambien es muy bueno devido aque sus autores que contiene son unos autores renombrados en este tema ya mencionado antes, los medios de comunicacion es un tema muy importante de analizar , comprender aparte es tan interesante como amplio.
El libro se divide en tres capitulos los cuales agrupan cada capitulo diversos autores referentes al tema mencionado en cada capitulo, contiene tres capitulos de corriente contemporanea son: el funcionalismo, el estructuralismo y el materialismo historico.en cada autor aparece su teoria dividida en ciertas ideas principales donde se muestra en texto con una pequena evaluacion para cada tema visto.se empiza e desemvolver con un entendimiento muy amplio
En el primer capitulo trata las principales aportaciones que el funcionalismo ha hecho al estudio de la comunicacion. El primer autor paul lazarsfeld resume dos grandes funciones sociales y una disfuncion, nos muetra tambien las apreciaciones hacerca de los medios de comunicacion donde comprendi y entendi estos textos que sirven de mucho para poder disernir entre los medios de comunicacion buenos y malos, y no caer en el conformismo como lo menciona paul lazarsfeld,con el autor wilbur schramm es muy bueno por que nos muestra el mecanismo atraves del cual se genera comunicacion colectiva y la interpersonal nos muestra mapas para un entendimiento mas amplio y eso es bueno las imagenes son buenas para un mayor entendimiento.
Bernard berelson es un especialista de la comunicacion colectiva y la da mucha importancia a uno de los elementos del proceso de la comunicacion osea al contenidoen este4 se define y se sistematiza el analizis del contenido en la comunicacionen este texto este autor revisa las demes definiciones de los de,mas autores las analiza y sitematiza y eso es muy bueno ami manera de ver .
David k. berlo toma los elementos de la comunicacion que berelson y schramm mencionan , y los integra asu teoria aunque estye tema es muy amplio el trata de aser lo mas pequeno para un mejor comprencion solo escrebiendo las ideas principales por lo tanto berlo aporta es el concepto de proceso y los propositos y objetivos que toda la comunicacion implica.nos describe el acto comunicativo y ase que esto sea un acto y no un proceso como en los demas autores y me gusta lo que dice berlo el indica que la comunicacion debe ser coherente, sencilla y dirigida hacia un objetivo.
En todo este primer capitulo nos esplica muy bien ami ver y mi sentir de comprencion acerca del funcionalismo y comunicacion. Tambien los mostro lo basico y lo complejo de la comunicacion.en el segundo capitulo el analisis de los mensajes masivos vervales en los medios de comunicacion de masas, se puede plentear desde un punto de vista estructuralista este capitulo se inicia con la teoria estructuralista general aplicada a la comunicacion, se resenan por representativos, los planteamientos de abrahm moles, despues se presenta la teoria y practica de la semiologia apartir de las aportaciones del teorico mas destacado de esta disiplina: ronal barthes, sobre la semiotica se resena la teoria y la practica elaborada por Umberto eco, que es considerado uno de los investigadores mas firmes dedicados a esta area.Hasta este momento el libro es muy interesante debido a que su lectura es muy fluida y facil de comprender como lo mencione anterior mente,Ronald barthes publica elementos de semiologia que es mas que otra cosa unas sintesis terminologia de carácter provisional con fines didacticos que en ese aspecto es muy bueno y realmente interesante, el modelo de analisis semiologico de una imagen publicitaria estan exacto que cuando miras un anuncio en una revista te das cuenta que loque muestra este autor realmente es lo que dice.
Aparte este libro tambien esplica dando ejemplos con anuncios verdaderos para una mejor comprencion y visulizar realmente lo que trata de decir el autor con sus teorias y darse cuenta que esto en realidad existe y porlo tanto uno mismo puede sacar sus deducciones debido a que el libro contiene ejercicios que te llevan de la mano con el objetivo del libro que mencione al principio de este ensayo.
En el marxismo y la comunicacionnos explica el campo de la teoria marxita con puntos de vista existentes para abordar el fenomeno de la comunicación, se considera asi la comunicación como un hecho
Social que tiene su origen y se desarrilla en l;a super estructura, es decir en ideas y representaciones.este tema es bueno megusto porque sus principales enunciados de los teoricos se comprende, cada corriente teorica aborda el estudi de la comunicación y en este capitulo aprendemos adicernir entre capitulo uno y el dos,se menciona la libertad de prensa se se explica lo que esta es, lo que es la objetividad ,el autoritarismo, manipulacion, con estos contextos basicos se aprende algo muy importante.
El ultimo autor los habla de la ley bivalente,nos explica todo lo que es comunicación y que terrenos engloba todo este macanismo entre receptor y emisor ,para la conclucion este libro es recomendable para conocer hacerca de las diferentes corriente de la comunicación de pendiendo de cada autor, con una serie de ejercicios que te ayudan a una mejor comprencion eso estodo de mi parte “gracias por leer este ensayo de este libro que la verdad vale la pena”.......
BIBLIOGRAFIA: Critica de la informacion de masas. De Florence Toussaint editorial trillas.

sábado, 10 de noviembre de 2007

filosofia arma de la revolucion adrian martinez barreto

LA FILOSOFÍA, ARMA DE LA REVOLUCIÓN
(…) Una sola expresión resume la función maestra de la práctica filosófica: “trazar una línea de demarcación” entre las ideas verdaderas y las ideas falsas. Es una expresión de Lenin.
Pero la misma expresión resume una de las operaciones esenciales en la dirección de la práctica de la lucha de clases: “traza r una línea de demarcación” entre las clases antagonistas. Entre nuestros amigos de clase y nuestros enemigos.
Es la misma expresión. Una línea teórica de demarcación entre ideas verdaderas e ideas falsas. Una línea política de demarcación entre el pueblo (el proletariado y sus aliados) y los enemigos del pueblo.
La filosofía representa la lucha de clase del pueblo en la teoría. Por otra parte, ayuda al pueblo a distinguir en la teoría y en todas las ideas (políticas, éticas, estéticas, etc.) entre ideas verdaderas e ideas falsas. En principio, las ideas verdaderas siempre sirven al pueblo; las ideas falsas siempre sirven a los enemigos del pueblo.
¿Por qué la filosofía lucha por palabras? Las realidades de la lucha de clases son “representadas” por “ideas” que son a su vez “representadas” por palabras. En el razonamiento científico y filosófico, las palabras (conceptos, categorías) son “instrumentos” de conocimiento. Pero en la lucha política, ideológica y filosófica, las palabras son también armas, explosivos, tranquilizantes o venenos. Ocasionalmente, la totalidad de la lucha de clases puede ser resumida en la lucha de una palabra contra otra palabra. Ciertas palabras luchan entre sí como enemigas. Otras palabras son la sede de una ambigüedad: la que está en juego en una batalla decisiva pero aún no decidida.
Por ejemplo: Los comunistas luchan por la supresión de las clases y por una sociedad comunista, en la que un día, todos los hombres serán libres y hermanos. Sin embargo, toda la tradición clásica marxista ha rechazado decir que el marxismo es un humanismo. ¿Por qué? Porque en la práctica, esto es, en los hechos, la palabra humanismo es explotada por una ideología que la usa para luchar, esto es, para matar, otra expresión verdadera y vital para el proletariado: la lucha de clases.
Por ejemplo: los revolucionarios saben que, en última instancia, todo depende no de las técnicas, armas, etc. sino de los militantes, de su conciencia de clase, su dedicación y su coraje. Sin embargo, toda la tradición marxista ha rechazado decir que es “el hombre” quien hace la historia. ¿Por qué? Porque en la práctica, esto es, en los hechos, esta expresión es explotada por la ideología burguesa para luchar, esto es, para matar otra expresión verdadera y vital para el proletariado: son las masas las que hacen la historia.
Al mismo tiempo, la filosofía, incluso en sus obras más extensas en donde es más abstracta y difícil, lucha por palabras: contra palabras mentirosas, contra palabras ambiguas; a favor de las palabras correctas: combate por “matices de opinión”.
Lenin decía: “Sólo los miopes pueden considerar irrelevantes y superfluas las luchas entre fracciones y la diferenciación entre matices en las opiniones. El destino de la socialdemocracia rusa por largos años por venir, puede depender de la consolidación de tal o cual matiz” (¿Qué hacer?)
La lucha filosófica por palabras es una parte de la lucha política. La filosofía marxista-leninista sólo puede realizar su trabajo teórico, abstracto, riguroso y sistemático a condición de que luche tanto por palabras muy “eruditas” (concepto, teoría, dialéctica, alienación, etc.) como por palabras muy simples (hombre, masas, pueblo, lucha de clases). El marxismo, había surgido en la mente de dos intelectuales alemanes, Marx y Engels, como respuesta a la necesidad que el movimiento obrero en el siglo XIX, tenía de conocer objetivamente la realidad social para luchar contra la explotación y la dominación a la que se veía sometido. Ahora bien, tras el triunfo de la primera revolución socialista de la historia, la Revolución Rusa en 1917, y la muerte de Lenin, su principal dirigente, en 1924; el marxismo había sido convertido en un dogma por el sucesor de Lenin en la jefatura del estado soviético: Stalin, debido a la precaria situación del movimiento comunista, asediado militar, política y económicamente tanto por las democracias occidentales (Inglaterra, Francia y USA principalmente), como por la Alemania nazi. Ello exigía una defensa a ultranza de la ideología comunista, asediada a su vez por muchos intelectuales occidentales, que se esmeraban por refutar y superar a Marx a toda costa.
2.
Es así, que la militarización y la férrea dictadura a la que Stalin sometió a su pueblo, se tradujo a nivel teórico en una defensa del marxismo-leninismo que no admitía ninguna crítica, lo que lo convirtió prácticamente en una religión, según la cual toda la realidad estaba regida por un conjunto de leyes dialécticas que se aplicaban de igual modo al pensamiento, la sociedad y la naturaleza; de manera que bastaba con "superponer" las leyes de la dialéctica a cualquier realidad para comprenderla. Por tanto, el marxismo, pasó de ser una teoría que permitiese un conocimiento de la realidad social, a una ideología cuya misión era dar cohesión interna al movimiento comunista.
3.
La situación de precariedad del movimiento comunista cambió tras la victoria soviética sobre la Alemania nazi en la segunda guerra mundial y el triunfo de la revolución popular china dirigida por los comunistas en 1949. Estos acontecimientos afianzaron al movimiento comunista, y dieron lugar a lo que a la época que ha pasado a la Historia con el nombre de "Guerra Fría", periodo en el cual, el eje en torno al cual giraban la mayoría de las cuestiones de política internacional estaban relacionadas con la lucha entre capitalismo y socialismo.

sábado, 3 de noviembre de 2007

5 revistas femeninas alucion al libro de carola garcia.

ADRIAN MARTINEZ BARRETO 7 RP

REVISANDO EL LIBRO REVISTAS FEMENINAS DE CAROLA GARCIA CALDERON.

En la revista “VOGUE” la mas popular en la clase mas alta de la burgesia en diferentes paises superando por mucho a cosmopolitan, kena, vanidades etc, en la edición de junio 2007 , nos muestra los articulos de trajes de baño hechos solo por los mejores diseñadores: dior, dolce gabbana, donna karan new york,chanel, ralph lauren, louis voitton etc, articulos de cuidado personal como ,cuidado de la piel de la cara donde cada articulo por ejemplo un jabon exfoliante de 200 mg. Marca chance chanel 1120 pesos y los viajes que muestran es para las islas griegas,ibiza, islas virgenes britanicas donde nos muestran una zona paradisiaca con yates de lujo resorts mas lujosos del mundo en eta revista no muestra el precio debido aque la clase social de jet set no le importa el precio.

En la revista “ELLE” es una revista francesa que saco sus ediciones elle mexico,es una revista donde efectivamente se tocan, muestran los temas de el libro revistas femeninas pero en estas revistas se lleva aun mas un mundo mas jet set es como jet set internacional es a un escala aun mayor. Tiene una seccion llamada gourmet ya no es cocina sino un nombre mas acorde ala sociedad dirigida que es la buerguesia,no obstante va dirigida ala gente con dinero sino gente con clase y dinero gente conocedora y culta,porque te explica con palabras tecnicas no usuales en una clase media.

En la revista “TU” es una revista dirigida para mujeres entre edades de 15 a 25 con un concepto juvenil y dirigida para una clase media y baja por el precio de la revista y los reportajes son mas populares y mas economicos, por ejemplo en los lugares que aparecen en la ravistas no son esclusivos como en vogue, la publicida que aparece en esta revistas son productos baratos “corrientes”.

Revista de “15 A 20” es una revista para mujeres de 15 a 20 anos su mismo nombre lo dice,todos los anuncios ,reportajes son para que la mujer compre un producto o un servicio en un determinado lugar claro esta revista es para una clase social de media a baja,habla mucho del amor de cómo ligar de cómo los problemas de tus padres no te afecten,como lo mencionaba carola garcia no mesclan la politica , economia, en estas revistas,tambien habla sobre como mantener un noviasgo vaya que sea bonito con un novio guapo y rico, yo creo que ami ver tambien estas revistas aparte de ser un distractor de la sociedad, crean una ideologia donde la mujer debe casarse por con veniencia y te pintan un estereotipo de un novio, marido guapo,lei 2 revistas y los dos numeros concecutivos hablan disimuladamente de lo mismo,solo que diferente en cuestiones de la moda pero los temas comunes sobre sexualida, amor ,cocina, dinero ,viajes, horoscopos, belleza, etc......

ensayo "ideologia alemana"

Adrian martinez barreto 7º RP

ENSAYO
“IDEOLOGIA ALEMANA”

LA IDEOLOGÍA EN GENERAL Y LA IDEOLOGÍA ALEMANA EN PARTICULAR

Es un lbro el cual los describe la ideologia alemana y nostrata de darnos una idea del comunismo etc en este libro nos dice la producción de las ideas y representaciones, de la conciencia, aparece al principio directamente entrelazada con la actividad material y el comercio material de los hombres, como el lenguaje de la vida real. Las representaciones, los pensamientos, el comercio espiritual de los hombres se presentan todavía, aquí, como emanación directa de su comportamiento material. Y lo mismo ocurre con la producción espiritual, tal y como se manifiesta en el lenguaje de la política, de las leyes, de la moral, de la religión, de la metafísica, etc., de un pueblo. Los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc., pero los hombres reales y actuantes, tal y como se hallan condicionados por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas y por el intercambio que a él corresponde, hasta llegar a sus formaciones más amplias. La conciencia no puede ser nunca otra cosa que el ser consciente, y el ser de los hombres es su proceso de vida real. Y si en toda la ideología los hombres y sus relaciones aparecen invertidos como en una cámara oscura, este fenómeno responde a su proceso histórico de vida, como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la retina responde a su proceso de vida directamente físico.
Totalmente al contrario de lo que ocurre en la filosofía alemana, que desciende del cielo sobre la tierra, aquí se asciende de la tierra al cielo. Es decir, no se parte de lo que los hombres dicen, se representan o se imaginan, ni tampoco del hombre predicado, pensado, representado o imaginado, para llegar, arrancando de aquí, al hombre de carne y hueso; se parte del hombre que realmente actúa y, arrancando de su proceso de vida real, se expone también el desarrollo de los reflejos ideológicos y de los ecos de este proceso de vida. También las formaciones nebulosas que se condensan en el cerebro de los hombres son sublimaciones necesarias de su proceso material de vida, proceso empíricamente registrable y sujeto a condiciones materiales. La moral, la religión, la metafísica y cualquier otra ideología y las formas de conciencia que a ellas corresponden pierden, así, la apariencia de su propia sustantividad. No tienen su propia historia ni su propio desarrollo, sino que los hombres que desarrollan su producción material y su intercambio material cambian también, al cambiar esa realidad, su pensamiento y los productos de su pensamiento. No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia. Desde el primer punto de vista, se parte de la conciencia como del individuo viviente; desde el segundo punto de vista, que es el que corresponde a la vida real, se parte del mismo individuo real viviente y se considera la conciencia solamente como su conciencia.
Y este modo de considerar las cosas no es algo incondicional. Parte de las condiciones reales y no las pierde de vista ni por un momento. Sus condiciones son los hombres, pero no vistos y plasmados a través de la fantasía, sino en su proceso de desarrollo real y empíricamente registrable, bajo la acción de determinadas condiciones. Tan pronto como se expone este proceso activo de vida, la historia deja de ser una colección de hechos muertos, como lo es para los empiristas, todavía abstractos, o una acción imaginaria de sujetos imaginarios, como para los idealistas.
Allí donde termina la especulación, en la vida real, comienza también la ciencia real y positiva, la exposición de la acción práctica, del proceso práctico de desarrollo de los hombres. Terminan allí las frases sobre la conciencia y pasa a ocupar su sitio el saber real. La filosofía independiente pierde, con la exposición de la realidad, el medio en que puede existir. En lugar de ella, puede aparecer, a lo sumo, un compendio de los resultados más generales, abstraído de la consideración del desarrollo histórico de los hombres. Estas abstracciones de por sí, separadas de la historia real, carecen de todo valor. Sólo pueden servir para facilitar la ordenación del material histórico, para indicar la sucesión en serie de sus diferentes estratos. Pero no ofrecen en modo alguno, como la filosofía, una receta o un patrón con arreglo al cual puedan aderezarse las épocas históricas. Por el contrario, la dificultad comienza allí donde se aborda la consideración y ordenación del material, sea el de una época pasada o el del presente, la exposición real de las cosas. La eliminación de estas dificultades hállase condicionada por premisas que en modo alguno pueden exponerse aquí, pues se derivan siempre del estudio del proceso de vida real y de la acción de los individuos en cada época. Destacaremos aquí algunas de estas abstracciones, para oponerlas a la ideología, ilustrándolas con algunos ejemplos históricos.

HISTORIA

Tratándose de los alemanes, situados al margen de toda premisa, debemos comenzar señalando que la primera premisa de toda existencia humana y también, por tanto, de toda historia, es que los hombres se hallen para “hacer historia”, en condiciones de poder vivir. Ahora bien, para vivir hace falta comer, beber, alojarse bajo un techo, vestirse y algunas cosas más. El primer hecho histórico es, por consiguiente, la producción de los medios indispensables para la satisfacción de estas necesidades, es decir, la producción de la vida material misma, y no cabe duda de que es éste un hecho histórico, una condición fundamental de toda historia, que lo mismo hoy que hace miles de años, necesita cumplirse todos los días y a todas horas, simplemente para asegurar la vida de los hombres. Y aun cuando la vida de los sentidos se reduzca al mínimo, a lo más elemental, como en San Bruno, este mínimo presupondrá siempre, necesariamente, la actividad de la producción. Por consiguiente, lo primero, en toda concepción histórica, es observar este hecho fundamental en toda su significación y en todo su alcance y colocarlo en el lugar que le corresponde. Cosa que los alemanes, como es sabido, no han hecho nunca, razón por la cual la historia jamás ha tenido en Alemania una base terrenal ni, consiguientemente, ha existido nunca aquí un historiador. Los franceses y los ingleses, aun cuando concibieron de un modo extraordinariamente unilateral el entronque de este hecho con la llamada historia, ante todo mientras estaban prisioneros de la ideología política, hicieron, sin embargo, los primeros intentos encaminados a dar a la historiografía una base materialista, al escribir las primeras historias de la sociedad civil, del comercio y de la industria.
Lo segundo es que la satisfacción de esta primera necesidad, la acción de satisfacerla y la adquisición del instrumento necesario para ello conduce a nuevas necesidades, y esta creación de necesidades nuevas constituye el primer hecho histórico. Y ello demuestra inmediatamente de quién es hija espiritual la gran sabiduría histórica de los alemanes, que, cuando les falta el material positivo y no vale chalanear con necedades políticas ni literarias, no nos ofrecen ninguna clase de historia, sino que hacen desfilar ante nosotros los “tiempos prehistóricos”, pero sin detenerse a explicarnos cómo se pasa de este absurdo de la “prehistoria” a la historia en sentido propio, aunque es evidente, por otra parte, que sus especulaciones históricas se lanzan con especial fruición a esta “prehistoria” porque en ese terreno creen hallarse a salvo de la ingerencia de los “toscos hechos” y, al mismo tiempo, porque aquí pueden dar rienda suelta a sus impulsos especulativos y proponer y echar por tierra miles de hipótesis.
El tercer factor que aquí interviene de antemano en el desarrollo histórico es el de que los hombres que renuevan diariamente su propia vida comienzan al mismo tiempo a crear a otros hombres, a procrear: es la relación entre hombre y mujer, entre padres e hijos, la familia. Esta familia, que al principio constituye la única relación social, más tarde, cuando las necesidades, al multiplicarse, crean nuevas relaciones sociales y, a su vez, al aumentar el censo humano, brotan nuevas necesidades, pasa a ser (salvo en Alemania) una relación secundaria y tiene, por tanto, que tratarse y desarrollarse con arreglo a los datos empíricos existentes, y no ajustándose al “concepto de la familia” misma, como se suele hacer en Alemania. (Construcción de viviendas. De suyo se comprende que, entre los salvajes, cada familia tiene su propia caverna o choza, como entre los nómades ocupa cada una su tienda aparte. Y el desarrollo ulterior de la propiedad privada viene a hacer aun más necesaria esta economía doméstica separada. La construcción de ciudades representó un gran progreso. Sin embargo, en todos los períodos anteriores, la supresión de la economía aparte, inseparable de la abolición de la propiedad privada, resultaba imposible, entre otras cosas, porque no se daban las condiciones materiales para ello. La implantación de una economía doméstica colectiva presupone el desarrollo de la maquinaria, de la explotación de las fuerzas naturales y de muchas otras fuerzas productivas, por ejemplo de las conducciones, de la iluminación por gas, de la calefacción a vapor, etc., así como la supresión (de la contradicción) de la ciudad y el campo. Sin estas condiciones, la economía colectiva no representaría de por sí a su vez una nueva fuerza de producción, carecería de toda base material, descansaría sobre un fundamento puramente teórico; es decir, sería una pura quimera y se reduciría, en la práctica, a una economía de tipo conventual. Lo que podría llegar a conseguirse se revela en la agrupación en ciudades y en la construcción de casas comunes para determinados fines concretos (prisiones, cuarteles, etc.). Que la supresión de la economía aparte no puede separarse de la supresión de la familia, es algo evidente por sí mismo. (Nota de Marx y Engels).
Por lo demás, estos tres aspectos de la actividad social no deben considerarse como tres fases distintas, sino sencillamente como eso, como tres aspectos o, para decirlo a la manera alemana, como tres “momentos” que han existido desde el principio de la historia y desde el primer hombre y que todavía hoy siguen rigiendo en la historia.
La producción de la vida, tanto de la propia en el trabajo, como de la ajena en la procreación, se manifiesta inmediatamente como una doble relación –de una parte, como una relación natural, y de otra como una relación social-; social, en el sentido de que por ella se entiende la cooperación de diversos individuos, cualesquiera que sean sus condiciones, de cualquier modo y para cualquier fin. De donde se desprende que un determinado modo de producción o una determinada fase industrial lleva siempre aparejado un determinado modo de cooperación o una determinada fase social, modo de cooperación que es, a su vez, una “fuerza productiva”; que la suma de las fuerzas productivas accesibles al hombre condiciona el estado social y que, por tanto, la “historia de la humanidad” debe estudiarse y elaborarse siempre en conexión con la historia de la industria y del intercambio.
Pero, asimismo es evidente que en Alemania no se puede escribir este tipo de historia, ya que los alemanes carecen, no sólo de la capacidad de concepción y del material necesarios, sino también de la “certeza adquirida” a través de los sentidos, y que de aquel lado del Rin no es posible reunir experiencias, por la sencilla razón de que allí no ocurre ya historia alguna. Se manifiesta, por tanto, ya de antemano, una conexión materialista de los hombres entre sí, condicionada por las necesidades y el modo de producción y que es tan vieja como los hombres mismos; conexión que adopta constantemente nuevas formas y que ofrece, por consiguiente, una “historia”, aun sin que exista cualquier absurdo político o religioso que también mantenga unidos a los hombres.
Solamente ahora, después de haber considerado ya cuatro momentos, cuatro aspectos de las relaciones históricas originarias, caemos en la cuenta de que el hombre tiene también “conciencia”. Pero, tampoco ésta es de antemano una conciencia “pura”. El “espíritu” nace ya tarado con la maldición de estar “preñado” de materia, que aquí se manifiesta bajo la forma del lenguaje. El lenguaje es tan viejo como la conciencia: el lenguaje es la conciencia práctica, la conciencia real, que existe también para los otros hombres y que, por tanto, comienza a existir también para mí mismo; y el lenguaje nace, como la conciencia, de la necesidad, de los apremios del intercambio con los demás hombres. (Los hombres tienen historia porque se ven obligados a producir su vida y deben, además, producirla de un determinado modo: esta necesidad está impuesta por su organización física, y otro tanto ocurre con su conciencia. Glosa marginal de Marx). Donde existe una relación, existe para mí, pues el animal no se “comporta” ante nada ni, en general, podemos decir que tenga “comportamiento” alguno. Para el animal, sus relaciones con otros no existen como tales relaciones. La conciencia, por tanto, es ya de antemano un producto social, y lo seguirá siendo mientras existan seres humanos. La conciencia es, ante todo, naturalmente, conciencia del mundo inmediato y sensible que nos rodea y conciencia de los nexos de los nexos limitados con otras personas y cosas, fuera del individuo consciente de sí mismo; y es, al mismo tiempo, conciencia de la naturaleza, que al principio se enfrenta al hombre como un poder absolutamente extraño, omnipotente e inexpugnable, ante el que los hombres se comportan de un modo puramente animal y que los amedrenta como al ganado; es, por tanto, una conciencia puramente animal de la naturaleza (religión natural).
Inmediatamente, vemos aquí que esta religión natural o este determinado comportamiento hacia la naturaleza se hallan determinados por la forma social, y a la inversa. En este caso, como en todos, la identidad entre la naturaleza y el hombre se manifiesta también de tal modo que el comportamiento limitado de los hombres hacia la naturaleza condiciona el limitado comportamiento de unos hombres para con otros, y éste, a su vez, su comportamiento limitado hacia la naturaleza, precisamente porque la naturaleza apenas ha sufrido aún ninguna modificación histórica. Y, de otra parte, la conciencia de la necesidad de entablar relaciones con los individuos circundantes es el comienzo de la conciencia de que el hombre vive, en general, dentro de una sociedad. Este comienzo es algo tan animal como la propia vida social en esta fase: es simplemente, una conciencia gregaria y, en este punto, el hombre sólo se distingue del carnero por cuanto su conciencia sustituye al instinto o es el suyo un instinto consciente. Esta conciencia gregaria o tribual se desarrolla y perfecciona después, al aumentar la producción, al acrecentarse las necesidades y al multiplicarse la población, que es el factor sobre que descansan los dos anteriores. De este modo se desarrolla la división del trabajo, que originariamente no pasaba de la división del trabajo en el acto sexual y, más tarde, de una división del trabajo introducida de un modo “natural” en atención a las dotes físicas (por ejemplo, la fuerza corporal), a las necesidades, las coincidencias fortuitas, etc., etc. La división del trabajo sólo se convierte en verdadera división a partir del momento en que se separan el trabajo físico y el intelectual. (La primera forma de los ideólogos, los sacerdotes, decae. Glosa marginal de Marx). Desde este instante, puede ya la conciencia imaginarse realmente que es algo más y algo distinto que la conciencia de la práctica existente, que representa realmente algo sin representar algo real; desde este instante, se halla la conciencia en condiciones de emanciparse del mundo y entregarse a la creación de la teoría “pura”, de la teología “pura”, la filosofía y la moral “puras”, etc. Pero, aun cuando esta teoría, esta teología, esta filosofía, esta moral, etc., se hallen en contradicción con las relaciones existentes, esto sólo podrá explicarse porque las relaciones sociales existente se hallan, a su vez, en contradicción con la fuerza productiva existente; cosa que, por lo demás, dentro de un determinado círculo nacional de relaciones, podrá suceder también a pesar de que la contradicción no se dé en el seno de esta órbita nacional, sino entre esta conciencia nacional y la práctica de otras naciones; es decir, entre la conciencia nacional y general de una nación. Por lo demás, es de todo punto indiferente lo que la conciencia por sí solo haga o emprenda, pues de toda esta escoria sólo obtendremos un resultado, a saber: que estos tres momentos, la fuerza productora, el estado social y la conciencia, pueden y deben necesariamente entrar en contradicción, entre sí, ya que, con la división del trabajo, se da la posibilidad, más aun, la realidad de que las actividades espirituales y materiales, el disfrute y el trabajo, la producción y el consumo, se asignan a diferentes individuos, y la posibilidad de que no caigan en contradicción reside solamente en que vuelva a abandonarse la división del trabajo. Por lo demás, de suyo se comprende que los “espectros”, los “nexos”, los “entes superiores”, los “conceptos”, los “reparos”, no son más que la expresión espiritual puramente idealista, la idea aparte del individuo aislado, la representación de trabas y limitaciones muy empíricas dentro de las cuales se mueve el modo de producción de la vida y la forma de intercambio congruente con él.
Con la división del trabajo, que lleva implícitas todas estas contradicciones y que descansa, a su vez, sobre la división natural del trabajo en el seno de la familia y en la división de la sociedad en diversas familias contrapuestas, se da, al mismo tiempo, la distribución y, concretamente, la distribución desigual, tanto cuantitativa como cualitativamente, del trabajo y de sus productos; es decir, la propiedad, cuyo primer germen, cuya forma inicial se contiene ya en la familia, donde la mujer y los hijos son los esclavos del marido. La esclavitud, todavía muy rudimentaria, ciertamente, latente en la familia, es la primera forma de propiedad, que, por lo demás, ya aquí corresponde perfectamente a la definición de los modernos economistas, según la cual es el derecho a disponer de la fuerza de trabajo de otros. Por lo demás, división del trabajo y propiedad privada son términos idénticos: uno de ellos dice, referido a la esclavitud, lo mismo que el otro, referido al producto de ésta.
La división del trabajo lleva aparejada, además, la contradicción entre el interés del individuo concreto o de una determinada familia y el interés común de todos los individuos relacionados entre sí, interés común que no existe, ciertamente, tan sólo en la idea, como algo “general”, sino que se presenta en la realidad, ante todo, como una relación de mutua dependencia de los individuos entre quienes aparece dividido el trabajo. Finalmente, la división del trabajo nos brinda ya el primer ejemplo de cómo, mientras los hombres viven en una sociedad natural, mientras se da, por tanto, una separación entre el interés particular y el interés común, mientras las actividades, por consiguiente, no aparecen divididas voluntariamente, sino por modo natural, los actos propios del hombre se erigen ante él en un poder ajeno y hostil, que lo sojuzga, en vez de ser él quien los domine. En efecto, a partir del momento en que comienza a dividirse el trabajo, cada cual se mueve en un determinado círculo exclusivo de actividades, que le es impuesto y del que no puede salirse; el hombre es cazador, pescador, pastor o crítico crítico, y no tiene más remedio que seguirlo siendo, si no quiere verse privado de los medios de vida; al paso que en la sociedad comunista, donde cada individuo no tiene acotado un círculo exclusivo de actividades, sino que puede desarrollar sus aptitudes en la rama que mejor le parezca, la sociedad se encarga de regular la producción general, con lo que hace cabalmente posible que yo pueda dedicarme hoy a esto y mañana a aquello, que pueda por la mañana cazar, por la tarde pescar y por la noche apacentar el ganado, y después de comer, si me place, dedicarme a criticar, sin necesidad de ser exclusivamente cazador, pescador, pastor o crítico, según los casos. Esta plasmación de las actividades sociales, esta consolidación de nuestros propios productos en un poder material erigido sobre nosotros, sustraído a nuestro control, que levanta una barrera ante nuestra expectativa y destruye nuestros cálculos, es uno de los momentos fundamentales que se destacan en todo el desarrollo histórico anterior, y precisamente por virtud de esta contradicción entre el interés particular y el interés común, cobra el interés común, en cuanto Estado, una forma propia e independiente, separada de los reales intereses particulares y colectivos y, al mismo tiempo, como una comunidad ilusoria, pero siempre sobre la base real de los vínculos existentes, dentro de cada conglomerado familiar y tribual, tales como la carne y la sangre, la lengua, la división del trabajo en mayor escala y otros intereses y, sobre todo, como más tarde habremos de desarrollar, a base de las clases, ya condicionadas por la división del trabajo, que se forman y diferencian en cada uno de estos conglomerados humanos y entre las cuales hay una que domina sobre todas las demás.
De donde se desprende que todas las luchas que se libran dentro del Estado, la lucha entre la democracia, la aristocracia y la monarquía, la lucha por el derecho de sufragio, etc., no son sino las formas ilusorias bajo las que se ventilan las luchas reales entre las diversas clases (de lo que los historiadores alemanes no tienen ni la más remota idea, a pesar de habérseles facilitado las orientaciones necesarias acerca de ello en los Anales Franco-Alemanes y en La Sagrada Familia). Y se desprende, asimismo, que toda clase que aspire a implantar su dominación, aunque ésta, como ocurre en el caso del proletariado, condicione en absoluto la abolición de toda la forma de la sociedad anterior y de toda dominación en general, tiene que empezar conquistando el poder político, para poder presentar su interés como el interés general, cosa a que en el primer momento se ve obligada.
Precisamente porque los individuos sólo buscan su interés particular, que para ellos no coincide con su interés común, y porque lo general es siempre la forma ilusoria de la comunidad, se hace valer esto ante su representación como algo “ajeno” a ellos e “independiente” de ellos, como un interés “general” a su vez especial y peculiar, o ellos mismos tienen necesariamente que enfrentarse en esta escisión, como en la democracia. Por otra parte, la lucha práctica de estos intereses particulares que constantemente y de un modo real se enfrentan a los intereses comunes o que ilusoriamente se creen tales, impone como algo necesario la interposición práctica y el refrenamiento por el interés “general” ilusorio bajo la forma del Estado. El poder social, es decir, la fuerza de producción multiplicada, que nace por obra de la cooperación de los diferentes individuos bajo la acción de la división del trabajo, se les aparece a estos individuos, por no tratarse de una cooperación voluntaria, sino natural, no como un poder propio, asociado, sino como un poder ajeno, situado al margen de ellos, que no saben de dónde procede ni a dónde se dirige y que, por tanto, no pueden ya dominar, sino que recorre, por el contrario, una serie de fases y etapas de desarrollo peculiar e independiente de la voluntad y de los actos de los hombres que incluso dirige esta voluntad y estos actos. Con esta “enajenación”, para expresarnos en términos comprensibles para los filósofos, sólo puede acabarse partiendo de dos premisas prácticas. Para que se convierta en un poder “insoportable”, es decir, en un poder contra el que hay que sublevarse, es necesario que engendre a una masa de la humanidad como absolutamente “desposeída” y, a la par con ello, en contradicción con un mundo existente de riquezas y de cultura, lo que presupone, en ambos casos, un gran incremento de la fuerza productiva, un alto grado de su desarrollo; y, de otra parte, este desarrollo de las fuerzas productivas (que entraña ya, al mismo tiempo, una existencia empírica dada en un plano histórico-universal, y no en la vida puramente local de los hombres) constituye también una premisa práctica absolutamente necesaria, porque sin ella sólo se generalizaría la escasez y, por tanto, con la pobreza, comenzaría de nuevo, a la par, la lucha por lo indispensable y se recaería necesariamente en toda la inmundicia anterior; y, además, porque sólo este desarrollo universal de las fuerzas productivas lleva consigo un intercambio universal de los hombres, en virtud de lo cual, por una parte, el fenómeno de la masa “desposeída” se produce simultáneamente en todos los pueblos (competencia general), haciendo que cada uno de ellos dependa de las conmociones de los otros y, por último, instituye a individuos histórico-universales, empíricamente mundiales, en vez de individuos locales. Sin esto, 1º el comunismo sólo llegaría a existir como fenómeno local; 2º las mismas potencias del intercambio no podrían desarrollarse como potencias universales y, por tanto, insoportables, sino que seguirían siendo simples “circunstancias” supersticiosas de puertas adentro, y 3º toda ampliación del intercambio acabaría con el comunismo local.
El comunismo, empíricamente, sólo puede darse como la acción “coincidente” o simultánea de los pueblos dominantes, lo que presupone el desarrollo universal de las fuerzas productivas y el intercambio universal de las fuerzas productivas y el intercambio universal que lleva aparejado. ¿Cómo, si no, podría la propiedad, por ejemplo, tener una historia, revestir diferentes formas, y la propiedad territorial, supongamos, según las diferentes premisas existentes, presionar en Francia para pasar de la parcelación a la centralización en pocas manos y en Inglaterra, a la inversa, de la concentración en pocas manos a la parcelación, como hoy realmente estamos viendo? ¿O cómo explicarse que el comercio, que no es sino el intercambio de los productos de diversos individuos y países, llegue a dominar el mundo entero mediante la relación entre la oferta y la demanda –relación que, como dice un economista inglés, gravita sobre la tierra como el destino de los antiguos, repartiendo con mano invisible la felicidad y la desgracia entre los hombres, creando y destruyendo imperios, alumbrando pueblos y haciéndolos desaparecer-, mientras que, con la destrucción de la base, de la propiedad privada, con la regulación comunista de la producción y la abolición de la actitud en que los hombres se comportan ante sus propios productos como ante algo extraño a ellos, el poder de la relación de la oferta y la demanda se reduce a la nada y los hombres vuelven a hacerse dueños del intercambio, de la producción y del modo de su mutuo comportamiento?
Para nosotros, el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que haya de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente. Por lo demás, la masa de los simples obreros –de la fuerza de trabajo excluida en masa del capital o de cualquier satisfacción, por limitada que ella sea- y, por tanto, la pérdida no puramente temporal de este mismo trabajo como fuente segura de vida, presupone, a través de la competencia, el mercado mundial. Por tanto, el proletariado sólo puede existir en un plano histórico-mundial, lo mismo que el comunismo, su acción, sólo puede llegar a cobrar realidad como existencia histórico-universal. Existencia histórico-universal de los individuos, es decir, existencia de los individuos directamente vinculada a la historia universal.
La forma de intercambio condicionada por las fuerzas de producción existentes en todas las fases históricas anteriores y que, a su vez, las condiciona es la sociedad civil, que, como se desprende de lo anteriormente expuesto, tiene como premisa y como fundamento la familia simple y la familia compuesta, lo que suele llamarse la tribu, y cuya naturaleza queda precisada en páginas anteriores. Ya ello revela que esta sociedad civil es el verdadero hogar y escenario de toda la historia y cuán absurda resulta la concepción histórica anterior que, haciendo caso omiso de las relaciones reales, sólo mira, con su limitación, a las acciones resonantes de los jefes y del Estado. La sociedad civil abarca todo el intercambio material de los individuos, en una determinada fase de desarrollo de las fuerzas productivas. Abarca toda la vida comercial e industrial de una fase y, en este sentido, trasciende de los límites del Estado y de la nación, si bien, por otra parte, tiene necesariamente que hacerse valer al exterior como nacionalidad y, vista hacia el interior, como Estado. El término de sociedad civil apareció en el siglo XVIII, cuando ya las relaciones de propiedad se habían desprendido de los marcos de la comunidad antigua y medieval. La sociedad civil en cuanto tal sólo se desarrolla con la burguesía; sin embargo, la organización social que se desarrolla directamente basándose en la producción y el intercambio, y que forma en todas las épocas la base del Estado y de toda otra superestructura idealista, se ha designado siempre, invariablemente, con el mismo nombre.
LA IDEOLOGÍA ALEMANA.